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Me senté a su lado y él comenzó a referirme un antigua creencia, que a su vez le había contado su padre, según la cual, en determinadas fechas del siglo XVII, las brujas de la zona de Coín y sus aledaños habían acudido a aquel lugar para celebrar, al amparo de la oscuridad de la noche, espeluznantes aquelarres y todo tipo de ritos satánicos.

Le contó su padre que los vecinos de Los Callejones estaban tan atemorizados que no podían soportar más aquellos hechos. Los estridentes alaridos y los extraños destellos que se percibían en la lejanía hasta altas horas de la noche eran realmente terroríficos, situación que se veía agravada con la aparición de una plaga de enfermedades raras para las que los físicos y curanderos más expertos no hallaban explicación ni solución. Así las cosas, decidieron llevar el caso ante las autoridades competentes.

Pero para someter a juicio aquel estado de cosas, se hacía necesario prender a una bruja para su encausamiento. Tras no pocas reuniones, se acuerda recurrir al engaño: enviarían a un joven con fama de apuesto y buena persona para requerir la presencia en la aldea de una de ellas, con la excusa de quitar el mal de ojo a un vecino. Así se hizo y, una vez la bruja llegó a la aldea, los hombres tenidos por más audaces se lanzaron en tropel para apresarla. De Coín fue conducida ante el tribunal de la Inquisición de Granada, frente al cual fue acusada de haber echado mal de ojo a numerosos vecinos de los alrededores, provocar abortos en las embarazadas y agriar la leche de las vacas…

La bruja fue condenada a morir en la hoguera y todos vieron cómo su cuerpo era devorado lenta pero implacablemente por el fuego. Pero al tiempo que era consumida por las llamas, las gentes del pueblo oyeron a la hechicera lanzar una maldición, pidiendo a Belcebú que castigara a aquellas gentes del partido de Los Callejones y a sus descendientes por toda la eternidad. Con unos gritos que helaban la sangre a cualquiera, pedía al príncipe de la tinieblas que enviase a un verdugo envuelto en una piel de cordero, así como las gentes de aquel pueblo se habían valido de alguien con aspecto inocente para engañarla y llevarla a su perdición… (Laura Flores)

Parte del equipo del Club de los Curiosos buscan el origen de la leyenda, el paraje de los Callejones…

Jaime Noguera, Juan Baustista, Javier Ramos, Antonio Rubio y Alberto Pons.

Sección Cortos de Metraje: Ciél Sans Lune – Álex Esteve

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